Tras el nacimiento experimentamos un desarrollo trepidante gracias a la interacción con el ambiente y a la estimulación mediada a través de una figura que proporciona seguridad y bienestar. Sabemos que el cerebro en desarrollo es esculpido por las primeras relaciones de apego y que puede ser profundamente influenciado por las relaciones a las que nos exponemos a lo largo de la vida. Los avances en las neurociencias también apoyan la idea de que los fuertes lazos de apego e interacciones interpersonales externas que surgen dentro del contexto de estos apegos, se registran como neurofisiología y neurobiología de una persona (Flores, 2010).

Debido a los escritos de Bloom (1964) y Hunt (1961, 1979 ), hubo un mayor reconocimiento de la importancia del ambiente temprano en el desarrollo cognitivo de los niños. El primero hablaba sobre la potencia del medio ambiente para completar el curso del crecimiento y cómo los primeros años son de gran importancia para el estado adulto final. Hunt, por su parte, también en la década de los 60, reunió evidencia contra la creencia de que la inteligencia era algo fijo y que el desarrollo estaba predeterminado sólo por la herencia de cada individuo, dando cuenta de la plasticidad y recalcando con ello que los efectos de la experiencia no son irreversibles, acuñando el término «sensible» mejor que el de «crítico» cuando hablamos de periodos de desarrollo.

Hoy día sabemos que la organización del desarrollo de los circuitos neuronales es un proceso notablemente complejo que está influenciado por predisposiciones genéticas, eventos ambientales y respuestas neuroplásticas a la demanda experiencial que modula la conectividad y la comunicación entre neuronas (Tau & Peterson, 2010).

Hunt también señaló que los años preescolares, y especialmente los tres primeros, parecen ser muy importantes para el logro de distintos aspectos cruciales en la vida:

  • Desarrollo de la iniciativa y la confianza: disposición y habilidad para obtener ayuda de los adultos y otros.
  • La compasión: disposición a apreciar las necesidades de los demás y acudir en su ayuda.
  • La curiosidad: apreciación de la disonancia y la preocupación por comprenderla.
  • Varios logros o conjuntos de aprendizaje que de aquella eran poco comprendidos aunque se sospechaba su importancia para el desarrollo posterior de competencias.

Hoy día comprendemos cómo las experiencias traumáticas tempranas afectan al desarrollo y sabemos que las prácticas de crianza inadecuadas suelen formar parte de los problemas en familias donde existe maltrato infantil (Temcheff et al., 2018). Por eso los programas de prevención se centran en dichas prácticas, para evitar o minimizar el impacto en la salud física y mental que se da en estos niños y que son extensibles hasta la edad adulta.

¿Es lo mismo APEGO que dependencia emocional?

De sobra conocidos son los trabajos de Ainsworth (1969) y Bowbly (1973) y la distinción que hicieron entre dependencia y apego, siendo pensada la primera como un rasgo individual dimensional duradero y el apego como un constructo de relación, más que como una característica individual.

Vieron que todos los niños estaban totalmente apegados si los cuidadores individuales los habían criado, incluso si habían sido maltratados. Pero la cuestión fundamental no era tanto si los niños se habían «apegado» o no, sino la calidad de la relación de apego.

Los niños considerados como «demasiado apegados» según este punto de vista, no estaban más apegados que aquellos que podían utilizar a sus cuidadores como una base segura para la exploración, sino que no estaban seguros de la disponibilidad de sus cuidadores, y por lo tanto su apego tenía una cualidad ansiosa. Por otra parte, aquellos que en circunstancias de estrés moderado no buscaban cuidadores, no es que estuvieran menos apegados que otros; dudaban de la capacidad de respuesta de los mismos e incluso esperaban rechazo si expresaban una necesidad, pero todavía estaban apegados.

Hacer la distinción entre apego y dependencia fue un primer paso crítico en la exploración del vínculo y abrió la puerta al estudio del desarrollo.

Alan Sroufe, 2020

Bowlby y Ainsworth propusieron que la seguridad del apego (la confianza firme en la fiabilidad y la capacidad de respuesta del cuidador) sería la base para la dependencia posterior. Es decir que, ser capaz de confiar en un cuidador sensible, promovería la independencia. Aquellos que no proporcionaban la oportunidad de una dependencia efectiva, incluidos los niños empujados hacia una independencia precoz, más tarde serían emocionalmente más dependientes.

¿Cuáles serían entonces las funciones del sistema de apego?:

  • Regulación de la proximidad a un cuidador en tiempo de estrés
  • Provisión de comodidad y seguridad (refugio seguro)
  • Desarrollo de una base segura que hace posible la exploración

Fonagy et al., 2002 revelan una cuarta función en la que el apego seguro prepara al cerebro para la capacidad de mentalización, un proceso absolutamente necesario que equipa al individuo para la existencia colaborativa y cooperativa con otros, una tarea para la cual el cerebro fue diseñado evolutivamente. Postulan que la mentalización, que definen como la capacidad de visualizar estados mentales en uno mismo y otros, surge como una transformación de orden superior del sistema de apego en los humanos. Según ellos, un bebé desarrolla una mente porque los cuidadores tienen en mente la mente del bebé.

¿Esto es así, o sabemos que esta capacidad está relacionada con otras cosas? En esta ENTRADA SOBRE AUTISMO 🔍 puedes sacar tus propias conclusiones.

Contexto familiar y desarrollo COGNITIVO y SOCIOAFECTIVO en niños

Sabemos que necesitamos del contacto físico, el lenguaje, el movimiento y que la principal fuente de estimulación será la madre quien a través de sus abrazos, caricias, palabras y juegos se convertirá en una figura primordial para el desarrollo del bebé. También conocemos que la mayoría de las personas muestran una estabilidad o constancia subyacente en aspectos de su personalidad y comportamiento.

¿Cuáles de estas características en un niño tienen mayor probabilidad de perdurar? ¿Cuáles tienen probabilidad de cambiar y por qué? ¿Se pueden determinar entonces las variables familiares y ambientales que influyen en el desarrollo cognitivo durante la infancia y los años previos a la escolarización formal?

A finales de los años 60 y tras los aportes ya citados de Bloom y Hunt, siete grupos de investigación en los Estados Unidos y Canadá compilaron en un libro la información más actualizada sobre la relación entre el entorno doméstico y el desarrollo cognitivo temprano, tratando de determinar las variables ambientales domésticas específicas que se correlacionan y posiblemente regulan dicho desarrollo durante la infancia y los años preescolares. El alcance de la investigación se limita a los primeros 5 años de vida, período fundamental en las teorías del desarrollo humano.

Para que se entienda lo que es un estudio correlacional, explicaré brevemente que una correlación es un número que indica la fuerza y la dirección de una relación entre dos sucesos (o mediciones). Las correlaciones van de 1.00 a –1.00 y cuanto más cerca esté de uno de esos valores, más fuerte será la relación. Por otra parte, el signo indica la dirección y una correlación positiva significa que los dos factores aumentan o disminuyen de manera simultánea (a medida que uno se incrementa, el otro también), mientras que una correlación negativa indica que el incremento en uno
de los factores está relacionado con la disminución en el otro
. El quid de la cuestión es que las correlaciones no prueban causa y efecto, para eso están los estudios experimentales, pero sí nos sirven para hacer predicciones.

Rescato el capítulo II, de la mano de Robert H. Bradley y Bettye M. Caldwell, donde describen el desarrollo de uno de sus principales procedimientos de evaluación ambiental y los resultados de una investigación conocida como Estudio de Observación e Intervención Longitudinal (LOIS), a cargo del Centro para el Desarrollo y la Educación del Niño.

¿Cómo las múltiples facetas del entorno interactúan con las características del niño para determinar el curso del desarrollo? A través del Inventario HOME (Observation for Measurement of the Environment), catalogaron una variedad de interacciones, eventos y objetos del entorno familiar del niño relacionados con su desarrollo cognitivo, social y emocional. Actualmente hay dos versiones de este inventario, una para uso con familias de bebés (del nacimiento hasta los 3 años) y otra para uso con familias de preescolares (de 3 a 6 años).

Fueron probados más de 200 ítems en la primera versión llamada STIM (Inventario de Estimulación en el Hogar) y, según las pruebas de campo, la escala se redujo a 72 elementos (Caldwell, Heider y Kaplan, 1966). Posteriormente, un análisis de factores y una variedad de análisis de ítems llevó a los 45 elementos de la escala actual, donde observamos seis subescalas de Medio Ambiente:

  • Responsabilidad emocional
  • Evitar la restricción y el castigo
  • Organización del entorno físico y temporal
  • Provisión de materiales de juego apropiados
  • Participación materna con el niño
  • Oportunidades de variedad en estimulación diaria

El punto fuerte de esta medida es la observación directa de los comportamientos. Ya en aquellos años, a medida que se iniciaban los programas de intervención temprana, había una conciencia cada vez mayor del valor de tener un retrato preciso del entorno familiar del niño al planificar las intervenciones apropiadas. Una apreciación que recalcan es que el término madre se utiliza para referirse al cuidador principal, independientemente del género y el término padre lo utilizan para referirse a un segundo cuidador, que vive en el hogar del niño.

El reclutamiento de los sujetos para este estudio comenzó en noviembre de 1970, con 174 familias y siendo cada niño asignado a uno de cuatro grupos en base a sus puntuaciones en HOME. Los grupos estaban formados por 30-32 niños y cada uno recibió un nivel diferente de intervención educativa (para los 2 años de duración del experimento, hubo aproximadamente un 30% de deserción de los diversos grupos).

  • El nivel 1 consistió únicamente en hacer pruebas al bebé con medidas apropiadas a su edad (las Escalas de Bayley del Desarrollo Infantil o Stanford-Binet) a los 12, 24 y 36 meses de edad.
  • El nivel 2 consistió en examinar a los bebés cada mes entre los 8 y los 12 meses, y luego cada 3 meses entre los 12 y los 36 meses. Este grupo se formó como un medio de medir el impacto de las pruebas frecuentes en el desarrollo de los niños.

Las variables analizadas fueron la educación de la madre, la ocupación de la madre, la presencia del padre, la educación del padre, la ocupación del padre, y una proporción de hacinamiento para el hogar. Excluyeron a niños que acudiesen a guarderías para eliminar la posible contaminación de la intervención al examinar la relación entre el entorno doméstico y el desarrollo conductual.

La educación de la madre, la presencia del padre, la educación y ocupación de éste y el hacinamiento en el hogar, tenían un grado significativo de asociación con las variables ambientales:

1.- Recordemos la primera subescala referida a la responsabilidad emocional de la madre o cuidador principal. ¿Con qué variables estaba significativamente relacionada? Con la educación tanto de la madre como del padre, con la presencia del padre y con la cantidad de personas que viviesen en el hogar (el hacinamiento que decíamos). Con esta última, la correlación fue especialmente alta a partir del año de vida.

2.- El hecho de evitar la restricción y el castigo parecía estar estrechamente relacionada con la educación del padre y la ocupación de este. Antes de un año, la educación de la madre también parecía estar fuertemente asociada con esta subescala. Más allá de 1 año, la cantidad de hacinamiento volvía a estar significativamente relacionada.

3.- Encontraron que la organización del medio ambiente estaba relacionada con la educación tanto de la madre como del padre, la presencia del padre, la ocupación del padre y la cantidad de aglomeración.

4.- Los materiales de juego apropiados tenían un grado más fuerte de asociación con la educación en ambos progenitores/cuidadores y la ocupación del padre.

5.- La participación materna con el niño estaba relacionada de manera significativa con la educación de ambos, la presencia y ocupación del padre y la tasa de hacinamiento. Un dato interesante es que la presencia del padre parece hacer menos diferencia en la cantidad de participación materna antes de que el niño tenga un año; del mismo modo, a medida que el niño crece, la educación del padre aumenta en importancia con respecto a la participación materna.

6.- Con respecto a la variedad de estimulación diaria, sólo la presencia del padre se correlacionaba significativamente antes de un año de edad. Más allá de un año, las variables asociadas eran la educación de ambos y la ocupación del padre.

Posteriormente se consideraron también otras variables, pero dejaré que leas el libro o busques la investigación completa.

Una de las cosas interesantes de este estudio es el hallazgo de que una gran parte de la varianza en las puntuaciones del HOME no podía atribuirse a una sola variable, o incluso a cualquier combinación de estas variables importantes. La cantidad de aglomeración mostró la relación más fuerte y más consistente con las puntuaciones HOME de todas las variables estudiadas, especialmente en el período de evaluación de 12 meses, donde se relacionó con las seis subescalas. Además de esto, se mantuvo significativamente relacionada incluso cuando todas las demás variables ambientales se controlaron mediante correlación parcial. En una familia donde muchas personas viven en un espacio limitado, es probable que sea más difícil para los padres organizar el entorno y proporcionar un estímulo constante para el desarrollo de sus hijos.

Resulta significativo que la organización del medio ambiente, el suministro de materiales de juego apropiados y la participación de las madres estén sustancialmente relacionados con las variables de la estructura familiar (hacinamiento), ya que estos tres factores HOME han demostrado una fuerte relación con el desarrollo de los niños. Este estudió comenzó a delinear lo que parecía ser ser un conjunto complejo de relaciones entre las medidas del entorno familiar y una variedad de variables ambientales y de desarrollo infantil.

También dejaré otros apartados interesantes del libro para que lo leas, pero hago un apunte: los resultados parecen sugerir que, a medida que el niño aumenta su competencia cognitiva y se encuentra con un mundo social y físico más amplio, un entorno sensible y variado se asocia más con el rendimiento de las llamadas <pruebas de inteligencia>.

Y otra cosa. ¿Te has dado cuenta de qué variable no estaba significativamente relacionada con ninguno de los seis factores ambientales del hogar? Exacto, la ocupación de la madre.

Interesante, ¿no?

Lo que sí sabemos con certeza, y te lo explico en este vídeo, es la importancia del JUEGO EN EL NEURODESARROLLO 🔍 de los niños.

Tags:

No responses yet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *